Te has burlado de mi confianza, has pisoteado aquello que tanto esfuerzo me costó y además, lo niegas...
Y de repente, despierto y no la tengo, tanto tiempo y no tengo nada ¡Qué
vacías tenía en realidad las manos! Al dolor de cuando se abren los
ojos por la luz intensa se une la sensación de que una parte de mí, como
siempre, fiel amiga, tenía razón. Me insistió que no sería feliz, y
tampoco tengo motivos para serlo ahora, "olvida tus sueños y mantén la
cabeza fría" fueron sus palabras.
Siento mareo y congestión dentro e mi cuerpo, estoy apresando
desesperación en una celda con barrotes infranqueables, solo si alguien
abre la puerta podrá salir, y cuando eso ocurra, si ocurre, como todo
preso, deseosa de libertad caminará allí por donde le placiera en su
cautiverio. Y quizá este cautiverio le consiga cambiar tanto que ni
siquiera yo acierte a reconocerle. Probablemente destruya edificios de
aquellos que se propusieron desafiarle.
"Una vez más" esa sería la sinopsis del macabro invento que sería una
película sobre mi vida. Vuelvo a estar solo, o mejor dicho, ya no tengo a
nadie que me diga que no lo estoy. Una relación es aquello que ocurre
desde que alguien niega mi soledad hasta que el tiempo descubre esta
mentira. Ya no podré creerte, deberás creerme tu. ¿Ves como siempre
acabo quedándome solo? ¿Sabes por qué sabía que ocurriría así? ¿Por qué
sabía que te iría bien? Porque así ocurre siempre, debe faltarme esa
parte que me quitan. Y además, hice vacío de mi presencia y escarcha de
mis caricias, y así te rendirías a otros brazos.
...
Y si te vas con el cielo entre los dedos, te despediré aferrado a las
palabras de amor que nos dijimos, yo las necesitaré para sobrevivir al
frío mientras me falta el abrigo. Llevaré paraguas, llueva o no llueva, y
así sentir que yo también me despido para tener algo distinto entre
manos. Me despediré apenas sin gestos, tan solo levantaré la mano y
verás la palma donde escribiste un día cuánto me quisiste. Mas no
mientas, el tiempo borró el dibujo, a tu amor lo mató tu decisión, no la
mires con nostalgia. Daré la vuelta, y comenzaré a caminar con el
paraguas en mi mano, apretándolo para ocultar, y soportar, lo doloroso
que es transformar el amor a odio y la esperanza por desilusión, ojalá
que algún día lo sepas. Mientras me marche no giraré la cabeza, pues no
dejaré nada atrás, lo que atrás quedó ya lo perdí, aún así sabré que te
abrazarás a otro. Tu soledad es así de complaciente que, de vez en vez,
deja alguna satisfacción. Para mí no habrá tal misericordia, marcharé
solitario, a continuar con la rutina que ya aprendí, mientras tú y tu
necesidad vestirán de desoladora la situación que te niegas a cambiar.
Así tendrás siempre miserias que contar y así las personas que te rodeen
pensarán que tus éxitos tienes más mérito y tus errores, justificación.
No vuelvas, y esta vez es definitivo, no te lo permitiré. Y esta vez,
será mi culpa. Esta vez no dejaré que entres en mi vida, ¿Para qué
quieres hacerlo? ¿Para que al final descubra que fue mentira todo...? La
preocupación, el interés y el afecto se desvanecen cuando aparecen
otros brazos, y parece que solo cuando estos faltan, o fallan, insistes
en preocuparte por mí.
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